Después de toda la represión ejercida por el Gobierno español contra el movimiento independentista catalán, los nacionalistas vascos han logrado una impresionante victoria en las elecciones autonómicas en Euskadi.
Las Naciones Unidas no Representadas (UUN) saludan el triunfo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), liderado por Iñigo Urkullu. Ese partido logró el 39,1% total de los votos en las tres provincias y aumentó hasta 31 su total de escaños en el parlamento. Su socio tradicional, el PSE, obtuvo 10 escaños. Por tanto, la unión de estas dos formaciones les dará mayoría y no tendrán que buscar alianzas con otras fuerzas para impulsar su agenda en el parlamento.
Este será el tercer mandato consecutivo de Urkullu quien se convertirá en el segundo presidente del Gobierno vasco con más tiempo en el cargo, solo por detrás de Antonio Ardanza.
El PNV es un partido con 125 años de historia, de corte conservador, con un fuerte sustrato católico y que busca la independencia de Euskadi, que incluye las provincias vascas, Navarra y varios territorios franceses. La buena gestión durante su gobierno, los logros obtenidos mediante acuerdos con los sucesivos gobiernos de Madrid, así como la imagen de un partido serio han consolidado al PNV como la formación política más importante del País Vasco.
Las posiciones asumidas por los separatistas catalanes fueron criticadas por el PNV. Incluso, este partido se negó a firmar un documento junto a 12 partidos gallegos, valencianos, catalanes y la izquierda abertzale donde se pedía el derecho a la autodeterminación y la libertad para los líderes catalanes encarcelados. El PNV expresó que, pese a la solidaridad y cercanía entre el nacionalismo vasco y los independentistas catalanes, no compartían las posturas asumidas en ese documento sobre el Estado español.