Gran Cordillera es la mayor y más alta cadena montañosa en Filipinas. Comprende cerca de un sexto de toda la isla Luzón, con un área total de 18 130 km². Filipinas es un archipiélago de 7100 islas, situado entre el Mar de China al oeste y el Océano Pacífico al este. Sus principales islas son Luzón (donde está situada Manila, la capital), Mindanao y Palawan.
La población de Cordillera es de 1,1 millones de habitantes, cerca del 2% de toda la población filipina. Cordillera es una de las regiones más ricas del país, en términos de recursos naturales. Es la mayor fuente de recursos en Filipinas: 11% del área total son campos para el cultivo del arroz, granjas de cerdos y tierras de paso; el 60% de los vegetales que consume el país se producen en esa área. La minería también es muy fuerte allí, ocho grandes compañías mineras, casi todas extranjeras, operan en esa región. Cerca del 80% de la producción de oro de Filipinas proviene de Cordillera. Otro aspecto importante con relación a los recursos potenciales es que Cordillera acoge a los principales ríos de Luzón septentrional. Si estos fueran correctamente utilizados, podrían ofrecer al menos 5 millones de kilowatts (56%) de las necesidades energéticas del país.
La Ley de derecho para los pueblos indígenas entró en funcionamiento en 1997 y le dio al pueblo de Cordillera una influencia decisiva en el establecimiento de compañías mineras foráneas. En esta ley, la propiedad sobre las tierras fue considerada comunal, en lugar de individual y, por tanto, coincidió más con la forma en que los Igorots (como también se le conoce al pueblo de Cordillera) considera la propiedad de la tierra.
Aunque cada uno de los siete grupos étnicos en Cordillera tiene su propio idioma, ellos comparten un antecedente cultura común que incluye el idioma Ilocano. Como pueblo indígena, las personas de Cordillera son diferentes a la mayoría en Filipinas en la percepción que tienen sobre la propiedad de la tierra. Los Igorots ven a la tierra como fuente de vida, como parte integral de su identidad cultural, por lo que, para ellos, la tierra es sagrada y no puede ser comprada o vendida.