El Kurdistán Iraní, también conocido como Kurdistán Este, es el nombre no oficial dado a la región del noroeste de Irán, la cual está ocupada por los kurdos. Se extiende desde el Monte Ararat, en el norte, hasta las Montañas Zagrose, en el sur. La región comparte fronteras con Iraq, Turquía y Armenia, todos los cuales acogen a las poblaciones indígenas kurdas y en su conjunto forman un área geográfica-cultural denominada “Kurdistán”. Esta área es rica en recursos naturales, pero más de 30 años de explotación económica han impedido el acceso de los kurdos a los recursos locales y los han obligado a depender, mayoritariamente de la agricultura.
La gran mayoría de los kurdos iraníes son musulmanes sunitas y han sido perseguidos, discriminados y marginalizados por la población chiita musulmán de Irán. Aunque en un principio tuvieron esperanzas y apoyaron a la Revolución Iraní, los kurdos iraníes buscaron un régimen autónomo, como parte de un Irán más abierto, pero esto llevó al Ayatola Khomeini a declarar la Jihad (Guerra Santa) al pueblo kurdo.
Como resultado de esto, ha existido una larga guerra militar, económica y psicológica contra la población civil kurda en el área. No pocos expertos la han considerado una “campaña genocida sistemática”. Esta campaña ha causado la muerte de decenas de miles de personas inocentes. Los kurdos iraníes han luchado durante un largo período para mejorar su representación gubernamental y la protección de sus derechos humanos básicos, a través de la creación de un Estado Federal.
La región del Kurdistán iraní es rica en recursos naturales y cuenta con un porcentaje significativo del agua de Irán. No obstante, en esa región se ha invertido muy poco en su desarrollo económico, y esto se ve reflejado en el amplio sistema discriminatorio.
Ante esto, la población kurda ha tenido que basarse en la agricultura como su principal fuente de ingresos, pero esto también se ha visto afectado por las políticas gubernamentales de colocar campos de minas en zonas de cultivos.
Uno de los factores fundamentales en la falta de desarrollo social en Kurdistán ha sido la política educativa gubernamental. Toda la enseñanza se realiza en persa y el uso de los otros idiomas indígenas está prohibido. Esta es una barrera para la transmisión a futuras generaciones de la historia kurda, sus tradicionales orales, filosóficas y sistemas de escritura.
La discriminatoria política estatal le ha impedido a muchos acceder a la educación, por lo que hay un alto nivel de analfabetismo en Kurdistán.

La Organización de las Naciones Unidas no Representadas (UNN) condena las políticas y acciones tomadas por el gobierno iraní contra la población kurda en Irán, en particular desde 1979. Específicamente, la UNN condena la lucha militar contra el pueblo kurdo que ha provocado la muerta de miles de personas, además, condena la violación flagrante de los derechos humanos, la discriminación sistemática en el empleo, la educación, la familia y la continua exclusión política a la que es sometido el Kurdistán iraní.
La representación de las minorías en la política es esencial para el desarrollo de los procesos democráticos, por tanto, la UNN considera que los kurdos iraníes necesitan desempeñar un rol más importante en las decisiones sobre su futuro. El tema del federalismo en Irán ha sido continuamente negado por las autoridades, pero la descentralización democrática le permitiría a los grupos marginalizados participar más activamente en los asuntos locales.