Cinco años atrás, los escoceses votaron, en un referendo, por mantenerse como parte del Reino Unido o convertirse en un país independiente. La opción de permanecer ganó por una ligera mayoría. En ese momento, no pocos pensaron que las posibilidades del Partido Nacional Escocés (SNP) habían terminado para siempre; sin embargo, la muy cercana implementación del Brexit tras la victoria electoral del Primer Ministro Boris Johnson y la cantidad de cupos obtenidos por el SNP en el Parlamento han abierto nuevas variantes para el movimiento independentista.
La Primer Ministro de Escocia y líder del SNP, Nicola Sturgeon, ha reiterado en varias ocasiones que ahora ellos tienen derecho a un nuevo referendo independentista. Si en 2014 el hecho de permanecer dentro de la Unión Europea fue uno de los argumentos esgrimidos por los conservadores para impulsar la votación por el No, la salida de la Unión Europea representa actualmente una de las razones más empleadas por el SNP en su campaña para abogar por el referendo.
Los escoceses consideran que la salida de la Unión Europea dañará su economía doméstica, ya que los sacará de un mercado que es ocho veces más grande que el del Reino Unido. El Primer Ministro británico, Boris Johnson, ha aclarado que rechazará cualquier intento de referendo en Escocia; pero el SNP sigue optimista sobre sus reales posibilidades de obtener ese referendo.
Si Johnson persistiera en su idea de vetar el referendo, ¿podría suceder en Escocia lo mismo que en Cataluña, donde se desarrolló, en octubre de 2017, un referendo considerado ilegal por Madrid? Sturgeon ha reconocido que no seguirá los mismos pasos que Cataluña y evitará cualquier escenario caótico, como el vivido en la región catalana. Ella insiste en el derecho de Escocia de decidir, una vez más, sobre su destino.
¿Seguirá otra región del Reino Unido, Gales, una ruta similar a la de Escocia y abogará por su independencia? En estos momentos, no. El Partido Nacionalista galés, llamado Plaid Cymru, no se acerca ni remotamente al apoyo que tiene el SNP. Los sondeos indican que el apoyo de los galeses a la independencia no llega al 30%, la economía de Gales es más dependiente de Londres que la de Escocia. Además, la mayoría de los galeses votó por separarse de la Unión Europea, mientras, los escoceses se opusieron al Brexit. Por tanto, en la región de Gales todo quedará de la forma en que se encuentra actualmente.